As, in a theatre,
The lights are extinguished, for the scene to be changed
. . . with a movement of darkness on darkness.
T. S. Eliot
¿Qué tan avanzado estaba?, al juzgar por la escena se podría decir bastante avanzado. Hay varias maneras en que se puede decir que algo es inoperable. Anna estaba pensando en eso que al abrirlo se desintegra, en lo que no se puede abrir sin que deje de funcionar. En otros tiempos, esto habría sido mejor acompañado por una chimenea, por el susurro de la lluvia, y las figuras que se reunirían entorno que muy seguramente no emitirían palabra, nunca sabrían si hablaban el mismo idioma, pero juntas asistirían al crujido de la madera soltando jugo, la materia cediendo al tacto de la llama que calentaba una olla abierta, silbándole al roce de la cuchara que mezclaba sus contenidos insuficientes. También en silencio. Esta escena también era inoperable, no cabía duda, pero ¿cuánto tiempo le quedaba?
Él podría haber hecho preguntas, podría haber estornudado o ensayado un monólogo dramático: Sé lo que piensan de la muerte… Anna lo habría escuchado, paciente, y cuando dejara de hablar levantaría la mano para suplementar la genealogía que desde los donatistas hasta la versión postapocalíptica que hacía de la resta un rasgo evolutivo, abortaba su último ejemplar: si se sobrevivían a los 50 folios mediantes. Nutrir la escena que seguían compartiendo, echar a andar una narrativa, cualquiera que lo pusiese en camino para acompañarlo y de la mano llevarlo hasta donde estaba ella. La tautología del dolor no daba lugar a dudas. Su causalidad no era deducible. De pronto te hallabas ahí, esperando, o esperando a que tu espera fuese más inquisitiva aún que otra. La misma escena, reemplazando a los dos personajes por dos mujeres, tendría que tener ventanas, y por las ventanas entraría una brisa, y la brisa desataría la ondulación de alguna tela traslúcida, alguna partícula en el aire. El golpeteo de las hojas del árbol en la ventana, la luz que tejían al cortar el torrente de su entrada, Eso, formularía eso en tres reglones —se dijo Anna— afanada en intervenir en el protocolo de la DDBM para dejar huellas de las pobres brasas de humanidad que aún despedían calor, aún desde esa habitación sellada pero llena de rendijas, otra excepción contabilizada pero irrepetible.
B) Las temperaturas han creado cambios genéticos, como la hibridación.
El hambre movía todo lo que pudiera moverse. La historia del oso Prisly o Grislar no era difícil de imaginar. Una osa polar escapando del deshielo se atravesaría con un oso grisly escapando del calor y buscando comida. El perímetro territorial de cada cual ya habría mudado en el trayecto, achicándolo al espacio en que se logra distinguir entre semejante y depredador, y un Grisly puede ser como un Polar. Sus ferormonas se confundieron en las riveras rocosas donde cazaban peces, hasta que ya no habían peces, se secó ese río y el hambre y las temperaturas los puso nuevamente en camino, obligados a moverse de noche, como los felinos pero sin su delicadeza. No duraron mucho.
Había una relación geográfica inversa entre recursos naturales y estabilidad social, y por la misma razón no todas las especies migraban en las mismas direcciones. Donde todavía había bosque y agua no había gobierno. Allí, la cortina se había caído. Se comparaban los cargos públicos con misiones coloniales; se enviaban gobernantes cada vez que era necesario, cada dos años aproximadamente — su vida media de no excedía la de los mismos traficantes.
B) Las temperaturas han creado cambios genéticos, como la hibridación.
Alguien había sugerido que la evolución siempre había seleccionado a lxs más fuertes. Hasta que las temperaturas afectaron el género de muchísimas especies. Primero fueron las tortugas, todas hembras y fue totalmente natural que esta nueva forma de determinismo careciera de narrativa más allá de la evidente: cuántas raciones al día, cuántas horas de trabajo. La adaptación nunca fue lo que la mayoría imaginó, o tal vez lo fue cuando aún quedaba tiempo.
¿Importa que extingamos estos minutos también? ¿Importa que callemos lo evidente?